LA ESENCIA DEL CLOWN


La semana pasada tuvimos una función en Almonaster la real, un pueblo de la sierra de Aracena que recomiendo visitar. Hicimos De Bar En Peor en una plaza, con un montón de sillas por delante y con un lleno absoluto que dice mucho acerca de la tradición teatral de este pueblo. Como suele ser normal en este tipo de bolos veraniegos, te encuentras con que muchos niños van a verte. Pues bien, en un momento dado de la función tiramos una lata al suelo, lejos de donde estamos nosotros. Uno de los niños que nos estaba viendo, se levantó, pasó por medio, llegó hasta la lata y la cogió. Acto seguido comenzó a recorrer la plaza entera lata en mano. La mayoría pensábamos que iba a cogerla para quedársela. Cual no fue nuestra sorpresa cuando tras recorrer la plaza, el niño se acerca a una papelera y tira la lata dentro. La gente estalló en una sonora carcajada seguida de un entusiasmado aplauso. Ese inocente acto había sido más payaso que todo nuestro espectáculo. El niño nunca pretendió quedarse con la lata, ni hacer ningún tipo de gracia. Seguramente sepa que las cosas no se pueden tirar al suelo, sino a las papeleras y al vernos tirar la lata, consideró su deber enmendar la situación de la mejor manera posible. Eso le llevó a ignorar la función, a los actores y a todo el público que lo miraba para ver lo que hacía. Fue un acto sencillo, inocente y natural. Y a la gente le encantó. No nos cansamos de insistir en que para ser gracioso el clown ha de ser natural, sencillo e inocente. En cierto modo, como un niño. Como ese niño que sabía que las latas van a las papeleras y no al suelo. Bien por ti chaval.

2 comentarios:

Inma dijo...

Yo estuve allí, fue increible, como lo fue también que los niños le dieran hierbas a Falín para comer. jaja

falin calabacín dijo...

ya decia yo que me estaba poniendo como una vaca....